DISCIPULADO. No. 2
Febrero 29 de 2012.
Ante todo, permítaseme aclarar que mediante esta serie de escritos no estoy ofreciendo el discipulado. Solo un Maestro de muy alto grado de Iniciación puede hacerlo. Mi clara intención es la de arrojar alguna luz al respecto para iluminar la senda que conduce a él y facilitar herramientas para que quien haga el trabajo interno necesario encuentre la luz de su Maestro. Bien sabido es que el sendero de cada ser es único en este sentido, y yo tan solo soy uno que ha recorrido su propio camino.
Con anterioridad he expresado que es necesario tener un conocimiento previo de ciertas verdades esotéricas antes de hollar el sendero. Con esto me refiero exactamente al conocimiento del Plan. Nuestro Divino Arquitecto del Sistema Solar diseñó y contempló en la Mente Divina un proyecto para su creación desde un Mundo vibracional en el que no existe la secuencialidad, es decir no hay tiempo ni espacio. Esto quiere decir que él conoce su diseño de principio a fin, ya que lo percibió en sí mismo en la dimensión del presente continuo e inmutable propio de los niveles de existencia de la Unidad. Este Plan incluye un primario proceso de diferenciación interna en el que El se ve a sí mismo en diferentes facetas denominadas Mónadas o Espíritus virginales, aparentemente unidades en sí mismas pero en realidad infinitas, en razón de su origen. Las Mónadas vienen a ser estados especiales de la Unidad en los que la Luz Divina entra en un proceso extraordinario de contracción que las hace Inconscientes de sí mismas entendiéndose esta inconsciencia como un estado de consciencia potencial en el que permanentemente actúa la Inteligencia divina o Mente Cósmica.
El Plan incluye además la creación de cierto terreno para el proceso llamado Campo de evolución, el cual está formado por mundos de diferente grado de vibración a través de los cuales las mónadas experimentarán un largo y complejo proceso denominado Evolución, un proceso de desenvolvimiento y desarrollo que llevará a cada Mónada desde la inconsciencia profunda hacia la omnisciencia. El recorrido de las mónadas se hará pasando de la no secuencialidad hacia la secuencialidad, estado que las ubica en la percepción ilusoria del espacio y el tiempo y la apariencia de individualidad, para regresar nuevamente a un estado de consciencia no secuencial, propio de la Unidad. Este viaje evolutivo se lleva a cabo por las Mónadas en diferentes secuencias y corrientes evolutivas cada una de las cuales a su vez se subdivide en reinos con diferentes grados de despertar de la consciencia, según el tiempo en que han emergido de su Creador.
Cada uno de nosotros es una Mónada perteneciente a cierta corriente evolutiva que involucra la siguiente cadena de reinos: Primer Reino Elemental ( no confundir con los espíritus de la naturaleza a quienes algunos investigadores han llamado también elementales, siendo estos de otra corriente evolutiva), Segundo Reino Elemental, Tercer Reino Elemental, Reino Mineral, Reino Vegetal, Reino Animal, Reino Humano, Angeles (Pitris lunares o Pitris Barhishads), Arcángeles (Agnishvattas o Pitris Solares), Principados (Makaras o Señores de la Mente), Potencias (Potestades o Señores de la Forma), Virtudes (Señores de la Individualidad), Dominaciones (Señores de la Sabiduría), Tronos (Señores de la Llama), Querubines, Serafines, Seofines y Therafines.
Las oleadas de Vida o Reinos van alcanzando grados sucesivos avanzando desde la Inconsciencia, a través de la Corriente de Vida hasta alcanzar el estado de humanidad, en el que se logra despertar la conciencia de sí mismo, y luego avanza hacia el desenvolvimiento de estados superiores de conciencia que lo llevan hacia la plena identificación con la Unidad. El paso de una Oleada de Vida o Reino al siguiente implica un gran trabajo que se desarrolla en eones de tiempo siguiendo el Esquema General trazado por el Logos o Arquitecto Solar. Pero como en todas las escuelas hay alumnos avanzados, existen caminos alternos para quienes deseen avanzar más rápido, lo cual de hecho significa que se empleará un esfuerzo superior para lograr la meta arquetípica planeada. Estos caminos, aparentes atajos, pero en realidad senderos de gran trabajo, son los Caminos de la Iniciación. El Discipulado es tan solo la antesala del Portal de la Iniciación. El objetivo de hallar a un Maestro, o mejor ser hallado por él, es el de tener la Luz de uno que ya recorrió el Sendero. Es claro que solo nos dará su guía pero no caminará la vía por nosotros, ni hará nuestro trabajo, al igual que el profesor de una escuela nos instruirá pero no presentará las pruebas que nos avalarán para pasar al siguiente grado.
El aspirante debe por tanto conocer medianamente cual es el Plan del Logos Solar, para saber hacia dónde va y cuáles son los trabajos que lo capacitarán para pasar al grado siguiente. Si aún no tienes este conocimiento debes acercarte a él, primero mediante la investigación teórica y posteriormente, al capacitarte para ello, mediante la investigación directa. Algunos libros escritos por discípulos e iniciados pueden ser de gran utilidad: El Budhismo Esotérico, de A.P. Sinnet, La crónica del Akasha, de Rudolf Steiner, La Doctrina Secreta de H.P. Blavatsky, El Concepto Rosacruz del Cosmos, de Max Heindel, El Sistema Solar, de Arthur Powell, La Kabalah Mística, de Dione Fortune, Guía Práctica al Simbolismo Cabalístico, de Gareth Knighth. También están invitados a nuestro Curso Avanzado de Filosofía esotérica o a realizar alguno similar en alguna escuela esotérica.
Es igualmente necesario que el estudiante profundice sus conocimientos acerca de la estructura actual del Esquema del Sistema Solar y de su propia estructura energética para saber en que planos se desarrollará su trabajo interno y con cuáles herramientas cuenta para ello. Son de utilidad, además de las ya mencionadas, las siguientes obras: El Hombre y sus Cuerpos, de Annie Besant, El Cuerpo Vital y el Cuerpo de Deseos, de Max Heindel, El Misterio de la Vida Antes y después de la Muerte, de José V. Ortiz, El doble Etérico, El Cuerpo Astral, El Cuerpo Mental, de Arthur Powell, El Hombre Visible e Invisible, de Charles Leadbeater.
Es importante también que sepas que el sendero de la Iniciación está correctamente organizado por algunos seres especiales, Iniciados de alto grado quienes habiendo alcanzado grandes alturas de desarrollo han decidido ayudar a nuestra humanidad, en parte como una gran obra de servicio y en parte como escuela superior de aprendizaje de las labores del Logos Solar. Esta organización se conoce como La Gran Hermandad Blanca o La Jerarquía Oculta.
Las escuelas de Misterios u Ordenes Ocultas, conformadas por seres de alto grado de Evolución son las que ofrecen la posibilidad de las Iniciaciones Mayores y Menores dadas luego de un entrenamiento dado por un Maestro de muy alto grado iniciático a un Discípulo aceptado.
Hay un camino a recorrer desde la conciencia ordinaria hasta la altura de los grandes seres que están en la Jerarquía:
Cada una de estas etapas tienen a su vez diversas fases que no deben ni pueden ser tomadas a la ligera por ningún aspirante serio.
Si consideras que estás corto en la parte de estudiante, por favor dedícate a la mayor brevedad al asunto.
Si consideras estar en la etapa de probación ten en cuenta lo siguiente:
EL PROBACIONISMO: EL GRAN CONFLICTO
No te preocupes por lo que podrá venir.
No llores por lo que se desvanece;
pero preocúpate por no perderte a ti mismo,
y llora si vas flotando en el curso de los años,
sin llegar al cielo dentro de Tí.
Friedrich Schleiermacher
El aspirante al discipulado y la iniciación ha de pasar necesariamente por la etapa de probación, un período de varios años, de una importancia transcendental en el Sendero de Perfección. A menudo se ha tejido un velo de misterio acerca de lo que el estudiante encontrará en esta etapa, y hay quienes se niegan a aceptarla, por temor a que algo terrible se avecine o a que un vendaval de karma arrase con sus vidas. Sin embargo, el probacionista no es un individuo sometido a las torturas externas de la vida, sino más bien alguien en cuyo corazón despierta la luz que lo conduce al despertar de su Cristo Interior, y en cuya mente comienza la aurora de una sabiduría extraordinaria que lo llevará a la conquista de sí mismo. Raudales de luz fluyen desde los mundos internos hacia su vida, ensombrecida por las tradicionales pasiones humanas, dándole claridad para encontrar la verdadera ruta del sendero y aliviando la pesada carga de angustia que existe en lo profundo de su corazón.
Pero he aquí que, cuando la luz irrumpe en el recinto de oscuridad de la naturaleza humana, la realidad de su mundo interior se hace visible ante los ojos del aspirante, descubriendo la verdadera dimensión del trabajo a realizar, principalmente sobre su Cuerpo Emocional, pues la luz recibida, lejos de iluminar su cuerpo, le lleva a escudriñar las recónditas cavernas de sus más profundas emociones, pasiones y sentimientos. Es entonces cuando un gran drama, que se convierte en un conflicto, llega a la vida de aquel que verdaderamente está caminando por la senda de la espiritualidad, puesto que el Probacionismo es la época de la redención, de la transformación, de la conversión, de la purificación, del perdón de los agravios, del perdón de sí mismo, del olvido de las bajas pasiones, lo odios, los desamores, las diferencias y de todo vano sentimiento.
Puede decirse, en realidad, que antes de la etapa de probación, el hombre conoce su naturaleza externa y quizás intelectualmente especule sobre sus emociones, pero es tan sólo durante la época de probación cuando el individuo se ve cara a cara consigo mismo y desnuda ante sus ojos su verdadera naturaleza. Esto debe llevarle necesariamente a hacer un balance de su vida, donde encontrará con mucha seguridad y bajo la clara luz de la sabiduría que le ilumina, una gran lista de errores cometidos en el pasado y otra gran lista de emociones descontroladas, que lo alteran en el presente. Su sed de sabiduría le llevará a intentar superar su oscuro pasado, mediante el arrepentimiento verdadero y el perdón, y a enfrentar su tenebroso presente mediante una voluntad de lucha férrea, contra esas emociones predominantes que no son deseables en una vida virtuosa.
Pero una cosa es la comprensión intelectual de estas verdades y el deseo de alcanzar el éxito, para rodearse de una corona de virtud, y otra cosa es la intensidad de las emociones que han sido generadas durante años o encarnaciones, y que están reforzadas por poderosas formas de pensamiento y poderosos artificiales emocionales que hoy reclaman su alimento, dentro de las vibraciones más densas del aura emocional del aspirante. Surge entonces una batalla inicial en la que el caminante del sendero, creyéndose más fuerte que estas sombras siniestras, que se yerguen sobre la superficie de su Cuerpo Emocional, trata de ahuyentarlas, con leves y ocasionales pensamientos y sentimientos de amor y devoción a los ideales que ha venido estudiando. Ocasionalmente, una que otra obra de servicio y, de vez en cuando, una palabra de iluminación dada a otro buscador, le harán sentirse un servidor y creerá que con esto está borrando la nefasta obra de su pasado. Pero una y otra vez las hordas emocionales negativas arremeten y le hacen morder el polvo del fracaso. Comienza entonces el gran conflicto, porque al ver el neófito que sus emociones negativas no mueren, ahonda más y más en lo profundo de su naturaleza inferior, hasta que encuentra, a la luz de la realidad, las profundas causas arraigadas que hacen de sus emociones unos gigantescos monstruos que le aplastan. Muchos han huido de tal horror, acobardados por la percepción o la visión de tales fuerzas, pues ya el probacionista no puede engañarse acerca de la realidad de lo que es y de lo que siente realmente a cada instante, por todos sus hermanos de la humanidad. Cada reacción, cada palabra, cada mirada, cada acto, cada pensamiento, producen un efecto de reacción instantánea en su Cuerpo Mental, el cual, al estar iluminado por las verdades superiores, le está mostrando sus constantes yerros. Sin embargo, correr despavoridos no es el remedio, pues ya no podremos acallar nuestra conciencia. Hay quienes así lo hacen aún a pesar de la advertencia, apantallando sus mentes con ideales materiales, sumergiéndose en las actividades del mundo o buscando insaciablemente recursos de evasión, para no enfrentarse con la voz de su conciencia. Muchos se refugian en el cine, la televisión, los videos, los juegos o la lectura de obras que nada tengan que ver con lo espiritual, para no recordar ni por un instante, el conflicto interior que les consume. Todo, sin embargo, será en vano, porque la verdadera voz de la conciencia no se acalla y si bien permanece silenciosa a ratos, ilumina su lámpara al Ego, para recordarle constantemente su camino, y tras un largo silencio dormitando, despierta con ímpetu mayor, reavivando el conflicto, el cual también ha crecido, pues las emociones que se represan permanecen como fuerzas latentes que ganan en poder, como enemigos al acecho, esperando la menor ocasión para la emboscada, de tal suerte que evadir, dilatar, esperar, represar, posponer u ocultar, sólo significa finalmente, dar lugar a que el conflicto crezca sin que nos estemos preparando para la lucha interior. Aquellos que evaden su propio proceso, con frecuencia somatizan en sus cuerpos la presión de las fuerzas emocionales que buscan una expresión, teniendo como resultado enfermedades físicas y mentales o, con frecuencia, con posterioridad a la evasión, caen en profundas depresiones o en estados de angustia y desesperación, cuando su mente les reubica en el frente de batalla.
Tarde que temprano, el probacionista debe enfrentarse a su naturaleza emocional, con todo el poder que le confieren su voluntad, su amor y su inteligencia y, recordando que en esta lucha no se encuentra solo y que, oculto tras el velo de lo invisible, se encuentra el amor de su Maestro y tras de éste el poder de la Divina Providencia. Sin embargo, aún con fe, con amor y decisión, la guerra es poderosa y arrancará lágrimas de dolor, cada vez que el individuo crea que no resiste más. Este proceso emocional doloroso es equivalente al purgatorio en la existencia post-mortem y trae como resultado final, si el trabajo se hace bien, una purificación del Cuerpo Emocional.
El hacer bien el trabajo significa armarse de valor y fuerza interior, de fe, de esperanza, y enfrentar cada trauma, cada emoción desequilibrada, cada sentimiento vano, cada baja pasión, mediante la técnica oculta de polarización, que consiste en cultivar la virtud superior que se opone a cada emoción inferior. No se trata entonces de entablar una guerra a muerte contra nuestras emociones, sino de llamar a nuestras filas ejércitos de paz, para dirimir el conflicto o auyentar a los monstruos más sagaces que ven acrecentarse las filas de nuestro amor, de nuestra paciencia, de nuestra humildad, de nuestra pureza, de nuestra caridad, de nuestra misericordia, de nuestra generosidad, templanza, tolerancia y compasión. El probacionista debe asumir este reto con madurez profunda, comenzando por la aceptación de que todo aquello que le sucede y toda emoción que despierta de su largo sueño o sale de su escondite, le pertenecen por entero, le corresponden honestamente a él y son el resultado de la Ley de Causa y Efecto, que trae a su existencia presente, las fuerzas que liberó en el pasado y que no redimió y las cuales necesariamente deben ser equilibradas, para que su naturaleza emocional se coloque al servicio del Espíritu y pueda convertirse en un servidor de la raza, libre de obstáculos, de cargas y de cruces.
No es este sufrimiento, sin embargo, la única experiencia del probacionismo, aunque es un paso indispensable en esta etapa. Si una persona se nos acerca diciéndonos cuán espiritual es su vida y no trae en su historial las huellas del sufrimiento, tal individuo no ha vivido esta experiencia de conflicto interior y no se conoce a sí mismo, viviendo en la ilusión de la espiritualidad pero sin haberla vivenciado. Todo aquel que ha recorrido el camino hacia el calvario, para liberarse de las ataduras del mundo, podrá decirte cuan pesada ha sido la cruz y cuan dolorosa la corona de espinas. En contraste con este sacrificio, con esta crucifixión de la naturaleza inferior en aras de la superior, surge del corazón del aspirante sincero, un sentimiento de amor profundo por la humanidad, una fuerza espiritual que le acompaña siempre en todas sus acciones, una luz intuicional que le dirige hacia caminos de servicio. Su mente se hace más clara día tras día, sus sueños se hacen reveladores y traen mensajes internos, su palabra se hace sabia y empieza a canalizar la sabiduría divina que fluye gota a gota a través de su ser. Una que otra vez, aunque distante, se siente la presencia del Maestro, se ve su luz y se aprecia su mano, cuando recibimos ayudas misteriosas en nuestras obras de servicio. Si el aspirante es un buscador verdadero, entregado, abnegado, todos los caminos le serán mostrados, todas las puertas le serán abiertas y todos los corazones estarán dispuestos para recibir su amor y aunque, una que otra vez, muerda el polvo del fracaso, se levantará nuevamente, aún con el rostro lastimado por el dolor, para continuar avante arriba y hacia adelante siempre, siempre. En medio de su tortura sentirá un misterioso regocijo, un bálsamo espiritual que le alivia, una mano poderosa que le sostiene, una luz infinita que le ilumina. Nunca se sentirá desamparado y aunque haya pruebas, más que eso, encontrará miles de oportunidades, pues el objetivo de esta etapa no es el de tenderle trampas para que caiga, como un animal salvaje e inconsciente, sino de brindarle oportunidades de servicio a la humanidad o de facilitarle los medios necesarios para ello, con el fin de probar si es digno merecedor de la confianza necesaria para realizar la gigantesca obra del Discipulado, que es la siguiente etapa dentro del Sendero de Perfección. El Probacionismo no es, necesariamente, una precipitación de todas las deudas del destino acumuladas, como muchos creen, sino una fantástica oportunidad de saldar muchas de ellas, por la vía de la compresión consciente y del servicio a la humanidad y a los otros reinos que conviven con nosotros. El Probacionismo no es una etapa de tortura, sino de resurgimiento espiritual, donde lo único que sacrificamos es a nuestra naturaleza inferior. Si bien perdemos el goce de lo material, ganamos la dulzura exquisita del amor fraterno. Si bien cerramos nuestros sentidos al goce de lo mundano, abrimos nuestra intuición y nuestra sutil percepción a la realidad de la divino.
Queremos estimular a todos los estudiantes del mundo para que asuman el probacionismo sin miedo, más bien con alegría y con valor, recordándoles que toda facultad superior y todo poder espiritual se consiguen a expensas de una renuncia, de la pérdida de una facultad inferior o de la muerte de la naturaleza pasional.
!Adelante amigos del mundo!, que el camino de la luz, del amor, de la sabiduría verdaderas y del poder espiritual, están abiertos a todos aquellos de corazón valiente, de mente abierta, que desean servir a la humanidad y a los reinos inferiores que nos acompañan en la gigantesca tarea de la evolución.
Aleph (A.K.)
Esta etapa del Probacionismo abarca un mínimo de 5 años después de la de estudiante. Recuerda que no se trata tan solo de una escala o de un tiempo sino de estar vivenciando todo lo que implica este nuevo estado de conciencia. Puedes nunca haber pertenecido a ninguna escuela de instrucción externa o fraternidad pero hallarte en este nivel o puedes haber estado muchos años en estas escuelas y haber alcanzado el grado pero no haber hecho el trabajo. Así que trata de ubicarte de la manera más sincera en el punto en el que vas. De eso depende el éxito. No te menosprecies, porque la mente te ubicará más atrás en el camino, pero tampoco le sigas el juego al ego que deseará ponerte en un elevado lugar que en realidad no has alcanzado y caerás de allí como de un falso andamio o como Icaro con sus alas de cera.
Ser probacionista no implica ser perfecto, sabio o santo. Significa ser perfectamente consciente del estado de nuestra personalidad (mente, emociones, vitalidad y corporalidad) y estar en la ardua tarea de pulir ese diamante en bruto que hay en cada uno para permitir que resplandezca la luz del espíritu, pues es esta la que llamará la atención del Maestro.
Por favor lee esta comunicación varias veces y haz tu balance. Esto es de trascendental importancia. Luego, a través de los instructivos encontrarás otros temas que permitirán una autoevaluación más profunda, pues el trabajo interno que se refleja en una vida externa es la clave real del progreso evolutivo. Si bien la mente ha de prepararse bien, la naturaleza emocional ha de ser purificada como el oro en el crisol.Un abrazo fraterno,
Josevi (A.K.)
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