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jueves, 27 de febrero de 2020

DESCONDICIONAMIENTO Y LIBERACION



DESCONDICIONAMIENTO Y LIBERACIÓN




Para entender el proceso de condicionamiento, es importante comprender el tipo de operaciones mentales que en la actualidad estamos manejando. En general efectuamos algunas operaciones o procesos intelectuales generales como la cognición, o habilidad de comprender descubrir y hacerse consciente de la información. Tenemos además la habilidad de codificar la información y recordarla posteriormente. Podemos también utilizar la habilidad de generar soluciones a problemas y la de evaluar si la información es correcta, consistente o válida, en relación con un patrón, código o teoría establecidos.

La información que procesamos es percibida por medio de los sentidos, principalmente por medio de la vista y el oído. Esta información suele ser simbólica, es decir, percibida como símbolos o signos que no tienen significado por ellos mismos, sino uno atribuido por nosotros. En la actualidad, incorporamos mucha información de tipo semántico, ya sea oral o escrita, y también a través de símbolos. Adicionalmente recibimos información proveniente de las acciones de otros seres.

Al aplicar las operaciones mentales a la información obtenemos como resultado algunos elementos individuales de conocimiento, algunos conjuntos de unidades de información que comparten atributos en común, relaciones de información por asociación, secuencias, analogías, conceptos opuestos. Desarrollamos también relaciones múltiples que contienen estructuras complejas de información, y transformaciones especiales de la información que incluyen posibilidades de cambio, perspectivas, o mutaciones del conocimiento. Hacemos predicciones, inferencias, calculamos consecuencias o anticipaciones del conocimiento.
Nos hemos acostumbrado a manejar una gran multiplicidad de habilidades, cada una de las cuales representa una operación mental, aplicada a un contenido específico de información y con un resultado particular que va desde la simple aprehensión, el juicio y el raciocinio lógico, hasta la complejidad de la percepción abstracta. En forma automática utilizamos operaciones de memoria, representación, comparación, atención, generalmente en secuencias temporo-espaciales que nos permiten enfocarnos en el pasado, el presente y el futuro hipotético.

Los resultados que se obtienen por el uso de estas habilidades mentales dependen en gran medida del contenido de la información, de las operaciones mentales puestas en ejecución y de los mecanismos automáticos que hemos establecido en este proceso.
Aún sin conocer a profundidad el sistema de obtención de información que hemos establecido por consenso, le hemos dado tal importancia, que solemos asumir que es la única forma de percepción que poseemos.
 La mayoría de los seres humanos se reduce a repetir la información obtenida durante siglos por otros seres humanos. Sólo aquellos que se ven forzados a crear, por disciplina o necesidad, hacen uso de las habilidades creadoras de la mente que permiten captar nuevas informaciones. Ocasionalmente, los creadores o inventores son sorprendidos por ondas intuitivas de nuevas informaciones que al ser atendidas derivan en maravillosos descubrimientos. La mayoría de los humanos desechan la posibilidad de estas informaciones intuitivas o no les prestan atención por juzgarlas fuera del mecanismo aceptado por consenso como forma de cognición.

Las acciones del ser humano están condicionadas por la información mental que posee. La repetición de la información establece mecanismos automáticos de respuesta físicos, emocionales y mentales. A este proceso se le denomina condicionamiento y constituye en sí una poderosa prisión de conducta.

La humanidad confía tanto en este proceso de cognición que cree que su habilidad de predecir los acontecimientos, mediante su conocimiento, le capacitan para construir su destino a capricho. El hombre común cree que basta desear para obtener, pero al existir una gran brecha entre el aparente conocimiento de la realidad y la realidad misma, constantemente prueba el amargo resultado de la frustración, que aparece cuando lo que acontece es diferente de sus expectativas.

Este consensuado proceso de cognición, en el que generalmente acumulamos información procedente del proceso de educación, constituye un sistema cerrado de acceso a la percepción de la realidad. La mayoría de los seres humanos no buscan corroborar la certeza de la información recibida, sino que creen ingenuamente en lo que es divulgado por los medios de información, la ciencia y la religión, formando para sí mismos sistemas de creencias que son verdaderas prisiones para el intelecto. La mente, condicionada por este tipo de información sesgada, rara vez se acerca a la verdad porque simplemente confía en el sistema conceptual establecido con informaciones provenientes de la percepción sensorial, la cual es totalmente parcial, mínima e ilusoria, dado que es a partir de estas percepciones que construimos una imagen del universo en nuestra mente. De hecho la palabra información significa formación interior, y es en realidad lo que hacemos cuando convertimos las percepciones sensoriales en conceptualizaciónes teóricas o imágenes, que creemos absolutamente reales. Tal vez nuestro principal condicionamiento consiste en creer que lo que nuestra mente forma como resultado del manejo de las habilidades aprendidas, corresponde con la realidad que está ahí fuera de nosotros.

El descondicionamiento de la mente es una tarea fundamental en un trabajo espiritual verdadero. Sin este proceso es imposible el viaje hacia la libertad, ya que los muros de la prisión del intelecto son difíciles de derrumbar. Este proceso no es para nada fácil en sí mismo, y se hace más difícil aún, dado que la mayoría de las tradiciones espirituales establecen una base religiosa, casi siempre ritual, para el delineamiento de un sendero espiritual. La mayoría de las tradiciones espirituales se manifiestan espantadas frente a la posibilidad de una visión integral y complementaria del proceso. Casi todas insisten, con amenazante advertencia, en la necesidad de seguir una creencia única con métodos únicos y advierten de la alta posibilidad de extravío para quien se atreve a sondear en varios caminos simultáneamente.

La mayoría de los sistemas existentes simulan un proceso de condicionamiento, haciendo migrar al candidato de un sistema de creencias a otro, igualmente castrante, que constituye una nueva forma de condicionamiento cerrado. Esto sólo significa el creer que se logra la libertad por un cambio de prisión. Pero, aunque estos giros suelen traer un aire fresco inicial, y una temporal sensación de liberación, al abandonar viejos paradigmas, e incorporar nuevos rituales, bien pronto el ambiente vuelve a estar enrarecido por el moho intelectual de la nueva cárcel.

En el proceso de entrenamiento espiritual que sigue un discípulo con un verdadero Maestro, el estudiante novicio debe trascender la etapa del sometimiento religioso como método para transformar su conducta, bajo la amenaza de la condenación eterna o de los fuegos del infierno, ya que este tipo de instrucción o condicionamiento es propio de las sectas y no de verdaderas tradiciones libres. Este proceso de trascendencia de los intimidantes métodos religiosos, se hace mediante el estudio profundo, ecléctico, con una mente libre, que conduce al estudiante al manejo de su mente abstracta, al desarrollo de procesos cognitivos no condicionantes y al hallazgo de nuevas formas de cognición que superan el terreno de las operaciones mentales convencionales. 

Al comienzo, el Maestro lleva al discípulo al conocimiento de los diversos caminos conceptuales del espiritualismo, con sus rituales asociados, para luego liberar a la mente madura de la necesidad de una creencia cerrada, pues sólo mediante el ejercicio de una mente libre es posible acceder a los caminos de la verdad. No hay senderos intelectuales ni rutas religiosas para acceder a la cima de la liberación, pues no se trata de un proceso egoico, ni del desarrollo de habilidades mentales especiales. Se trata más bien de acceder a una mente libre de todo condicionamiento, para trascender sus terrenos y elevarse por encima de las operaciones mentales ordinarias, al nivel de la percepción contemplativa, experiencia de cognición no condicionada ni sesgada, lejos de toda forma de creencia exclusivista.

Mas no puede un novato, esclavo de los automatismos de una mente condicionada por los vicios de la información consensuada, acceder de forma directa a este proceso de abstracción cognitiva, ya que la luz que se percibe en las instancias de esta experiencia, sería contaminada por la oscuridad de una mente empantanada por los lodazales del egoísmo humano.

 Es necesario que el candidato avance paso a paso en el camino hasta agotar totalmente los temores que asedian a la mente, y que han sido generados por la formación de falsas zonas de seguridad, sustentadas por creencias controladoras, provenientes de fuentes proselitistas y sectarias, fósiles ideológicos de la historia del desarrollo mental de la humanidad. Si un estudiante novato, sin el entrenamiento necesario para una observación imparcial y profunda, se introduce en un sondeo aleatorio por los caminos de las antiguas tradiciones, sólo logrará un alto grado de confusión, ya que verá todo al trasluz de los primeros velos ideológicos que fueron colocados en su mente. Estos cepos de ideas le impedirán sumergirse en las profundidades del alto conocimiento abstracto. Con la mente condicionada sólo podrá nadar en la superficie del mar del conocimiento y sólo verá los reflejos deformados de una realidad que se proyecta en el oleaje de una mente contaminada, y dominada por los estados emocionales que se derivan del proceso de condicionamiento. Dominado por el deseo de saber, migrará inútilmente por las turbias aguas del conocimiento sesgado y muy seguramente caerá en las garras del fanatismo resultante de ser atrapado por alguna nueva creencia empática.

Aquel que ha sido educado bajo las normas de una religión específica o sistema de creencias durante toda su vida y se cree el poseedor de la llave que lo conduce a la salvación o a la predilección divina y creyendo que los que no pertenecen a su línea son herejes, no es más que un iluso, prisionero en su propia mente, más aquel que se cree salvo o libre por haber cambiado de religión, de creencia, de hábitos rituales  o sistema de alimentación, no es más que un reo que ha sido cambiado de prisión y duerme en su celda, soñando que es libre. No hay ningún sistema de creencias, ningún lugar sagrado, ninguna persona, ni un ritual específico que conduzcan a la liberación. Es quizá el conocer esto el primer paso que permite acceder al proceso libertario que lleva a romper las cadenas del pensamiento. 

El descondicionamiento mental es el vaciamiento de la influencia poderosa que la información, manipulada por las operaciones mentales, ha ejercido sobre la mente humana y ha convertido a nuestras civilizaciones en esclavas del tiempo y del espacio. Lograr la vacuidad de esta influencia es el primer paso, y conduce a la adquisición de una mente tranquila y silenciosa, expectante, imperturbable, atenta. Más al igual que no es completa gloria vencer en la batalla, este estado de quietud ha de ser superado, trascendido, ya que constituye únicamente la antesala del elevado nivel al que conduce la abstracción cognitiva, más allá del dominio mental. Si bien es necesario recorrer los caminos del conocedor profundo, del observador imperturbable, del yo observante, es necesario superar el nivel de los conceptos y la percepción misma del que observa, para que el proceso de la iluminación ocurra. La liberación no es una meta a ser alcanzada por un sujeto. Esto es tan sólo una un proceso espontáneo, emergente desde el seno mismo de la infinitud, que se da cuando el espejismo del ego es disuelto por la poderosa energía de la abstracción cognitiva. No hay individuo alguno que como tal pueda alcanzar la iluminación. Quien así lo afirme no es más que un ego en el más alto grado de ilusión. La liberación es el estado natural de la infinitud, más allá del velo de la ilusión mental. Más que una meta a alcanzar, más que una experiencia a conquistar, más que un estado de conciencia elevado a ser logrado, la liberación es el estado que persiste en la unicidad de la eternidad y la infinitud, cuando a sí misma absorbe su propio velo, el cual tendió con los hilos del tiempo, el espacio y la mente, en el maravilloso juego de la creación.

Alipur Karim ( Sheikh Abdul Salam)