DISCIPULADO No. 30
CONSIDERACIONES AVANZADAS
EN EL SENDERO DEL DISCIPULADO
La enseñanza que un Maestro transmite depende del grado de receptividad de
quien la recibe. Hablando en general, tiene tres niveles. El primero es para
aquellos que aún no despiertan o que recién salen del ensueño de la vigilia.
Sin dejar de ser profunda, está velada, pero el Maestro la da al público en
general como un llamado, o para dar el primer alimento al novicio. Si el
corazón ya ha despertado, la semilla de esta enseñanza se depositará en el
interior de quien responde al llamado y brotará con el tiempo, llegada la
estación propicia. Si la tierra no está arada, la semilla quedará en la
superficie, a merced del viento, o de los predadores. Mas si la tierra está
preparada, la simiente irá al interior de ella para desenvolver su secreto
potencial, y emerger en busca de la luz que la hará crecer. Cuando es duro el
corazón de quien escucha, cuando la belleza de su alma está opacada por las
burdas caparazones del ego, la enseñanza solo queda en la superficie de la
mente y es arrastrada por las ráfagas de pensamientos de la mente descontrolada,
o es devorada por las argumentaciones de la mente condicionada, que la tragan
sin masticarla y la arrojan sin asimilarla. Pero si hay al menos una pequeña
grieta en la coraza del corazón que deje acceder al agua de la vida, bajo la
protección del alma, la enseñanza permanecerá allí para aflorar en la primavera
de la vida, ese precioso instante en el que la divina potencialidad de la
Sabiduría emerge.
La palabra del Maestro, impregnada de espíritu, nutrirá a aquel que ha
preparado sus ojos para ver y sus oídos para oír verdaderamente. Pero a quien
no ha preparado sus ojos, por haber estado en la oscuridad, la luz lo
enceguecerá y le hará ponerse un velo o voltear el rostro para evitar el rayo
de luz; y a aquel que no ha preparado sus oídos, por estar acostumbrado al
ruido del mundo y no a la melodía del cántico divino, la palabra le herirá,
porque la palabra impregnada de espíritu es como una daga que abre heridas en
el ego. Su objetivo es romper la caparazón de este ego, pero si el ego está
bien nutrido, es como un tumor invasivo, plagado de venas y arterias, y al ser
tocado por la afilada espada de la
Sabiduría, sangra. Los oídos no preparados para escuchar la palabra llena de
espíritu, se sentirán heridos: el ego sangrará. Tapará sus oídos para evitar el
dolor o huirá del eco del dulce cántico del Alma, conectada con el infinito.
El segundo grado de enseñanza es para los discípulos: los que han hecho un
verdadero contacto, los que han tejido el hilo conductor que los conecta con el
corazón del Maestro, los que han alcanzado la frecuencia receptiva que permite
comprender a otro nivel. Son los iniciados que han preparado bien sus vasijas,
para albergar las aguas espirituales de la Sabiduría. A ellos, el Maestro les
enseñará en secreto, revelándoles los misterios del infinito en forma gradual.
Un discípulo es aquel que ha aumentado su capacidad receptiva, a tal punto que
puede recibir la luz de un Gurú, sin ser dañado o herido. Su mente limpia y su
corazón puro se silencian, dispuestos, en estado de no saber, en extática
contemplación, mientras su egoismo se diluye. Bienaventurado es aquel que se
postra ante el portal de la Sabiduría, a los pies del Maestro, en espera de su
Gracia, pues verá la luz surgir de su interior, revelando tesoros escondidos en
el baúl de los misterios, por largas edades.
El tercer nivel de enseñanza es el que se alcanza cuando el iniciado se
libera de la personalidad egoísta y hace contacto con la Divinidad, lo cual
significa en realidad que recupera su autoconciencia de infinitud. Los Maestros
contactan a la personalidad despejada, en la que un reflejo del alma asoma,
bajo la gruesa y mayávica capa del ego, y toman a este valiente como su
discípulo. La Divinidad contacta al Alma despejada del iniciado de alto grado,
totalmente libre de ego. Entonces, la Sabiduría fluye libremente, en infinitos
raudales, y por esta vía el iniciado se libera, regresando al Mar sin orillas.
En realidad, la Divinidad se libera del remolino del ego creado por Maya, la
ilusión Cósmica, rompiendo el estado de hipnosis, en esa Chispa de Sí misma que
se proyectó en la multiplicidad. La Chispa retorna a la Flama Única; la gota
regresa al infinito Océano.
El segundo nivel de enseñanza tiene en sí mismo varios grados que se
obtienen en los Círculos internos del Maestro. Recordemos que el dulce Jesús de
Nazaret tenía varios de estos círculos. El más amplio era el de setenta y dos,
que fueron preparados y enviados de dos en dos por el mundo, para enseñar las
buenas nuevas; luego, le seguía el círculo kabalístico de veintidós, entre los
que estaban los doce y otros más cercanos como los hermanos Martha, María y
Lázaro, José de Arimatea, María Magdalena y María su Madre. Luego venía el
círculo de los 12 apóstoles y dentro de él dos círculos: uno de siete y otro,
el más cercano, de tres, que eran Pedro y los hermanos Santiago y Juan. A cada
grupo daba lo pertinente, de acuerdo con el nivel de comprensión, preparación y
disciplina.
El nivel de receptividad necesario para ser aceptado por el Maestro, como
un discípulo del Círculo Interno, depende de qué tan bien hayamos preparado
nuestra vasija para recibir el agua de la Sabiduría.
Para aumentar el nivel de receptividad, pureza y fortaleza de la
estructura, cinco cualidades, relacionadas con los cinco elementos
primordiales, y por resonancia con sus cinco chakras (centros espirituales)
inferiores, deben ser desarrolladas por el discípulo: moderación (Tierra,
primer chakra), auto observación (Agua, segundo chakra), autocontrol (Fuego,
tercer chakra), devoción (Aire, cuarto chakra) y discernimiento (Éter o Akasha,
quinto chakra).
Es necesaria la moderación de las fuerzas físicas. No abusar de las horas de trabajo, y hacer
contención de los instintos, que son los impulsos que surgen de la naturaleza
animal, tales como procrear, cazar, matar, estar mejor que.., envidiar a..,
competir con... La ética norma lleva a no ejercer violencia sin necesidad
estricta. De igual manera moderar y
transformar, los impulsos colectivos que están errados, desenfocados de las
metas reales de la existencia, y que mueven a abusar del tiempo, y de otros, a
buscar metas y a poseer a como dé lugar, etc. Moderación va de la mano con ser
práctico, cualidad que bloquea impulsos, deseos y propensiones, y también con
controlar la lengua, mediante el amor a la verdad, para evitar la falsedad y
comunicarse sin herir. Es necesaria la regulación de las energías que causan
los placeres y apetencias, incluido el placer sensual, y el logro del dominio
del deseo.
Es necesario en este trabajo vivir sin codicia ni avaricia y en perfecto
desapego por las cosas, las personas y las ideas, recordando la divina ley de
la impermanencia de todo lo creado y de la no pertenencia. Solo hay un Hacedor
y un Único dueño, y Él crea, sostiene y destruye cuando así lo requiera.
La auto observación implica verse hacia adentro y encontrar los defectos del carácter, que en
realidad están motivados por los samskaras (impulsos inconscientes formados por
viejos hábitos) y vasanas (semillas latentes de viejos deseos), los cuales
generan karma.
Auto observar es descubrir y no reprimir. En
este ejercicio debe descubrirse la regularidad de los defectos y hábitos más
predominantes, así como su intensidad. Se debe tomar consciencia de los deseos
y de las aversiones, pues esto nos mantiene en el mundo de la dualidad, de las
preferencias y de la inflexibilidad. Permite descubrir las motivaciones y las
causas.
La auto observación es una larga y continua
tarea en la que literalmente aprendemos a ver las caparazones del ego que
incluyen los múltiples yoes o máscaras que crea para ocultarse, así como los
´complejos roles que asumimos en nuestra diaria relación con el mundo y sus
habitantes.
La auto observación incluye el inventario de
todas esas facetas y movimientos de nuestra personalidad tales como la queja,
la sospecha, la vanidad, el mal uso de la lengua, la ira, la tristeza y los
miedos. Mediante esta técnica se llega al desarrollo, dentro de ti mismo, de un
observador imparcial, sin juicio, que logra tomar distancia y está
atento a todos tus pensamientos, emociones y movimientos.
Auto control es poner un
alto a los impulsos, hábitos negativos y defectos personales. La auto
observación concientiza sobre ellos. Se necesita comenzar a frenarlos
conscientemente pero de manera gradual. Es gratificante realizar el auto
control, porque permite que la naturaleza personal se vaya armonizando con una
vida espiritual. Mediante este ejercicio se alcanza el dominio de las
emociones, pensamientos, comportamientos y deseos.
La devoción es la búsqueda
de la presencia Divina. No es ritualismo, no es buscar una religión y ser su
seguidor, no es separar lo sagrado de lo profano. Es llamar a Dios, mediante
oración verdadera, lecturas de libros sagrados, enseñanzas de los Maestros de
Sabiduría, cantos o danzas. Es manifestar a Dios en cada instante, es
expresarlo en el día a día. Es realizar todas las cosas para Él y por Él. Dios
es el dueño y nosotros solo sus servidores. La devoción abre la puerta a la
intuición y ella trae consigo la alternativa de descubrir las señales para
hacer lo que está en consonancia con Su Voluntad.
El discernimiento es una cualidad del intelecto superior, que está más allá de la
racionalidad, de la mente discursiva, lógica y memorística. Para despertar el
intelecto puro se precisa de la meditación, porque el discernimiento es la
claridad que se establece en una mente quieta y serena. El discernimiento lleva de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real,
de lo muerto a lo inmortal. Ir de lo irreal a lo real significa despreciar la
ilusoriedad de las formas de este plano. Ir de lo muerto a lo inmortal
significa apreciar la vida fluyente en cada una de las aparentes cosas de este
mundo. Ir de la oscuridad a la luz significa rasgar el velo, el triple velo de
la ilusión, entrar en la luz de la Divinidad, en la luz de la Conciencia
infinita.
Estas cinco cualidades despertarán las fuerzas
latentes de los cinco elementos, contenidas en los cinco centros espirituales o
chakras inferiores de tu cuerpo etérico. El discípulo tendrá entonces los
elementos necesarios para construir una vasija de excelente calidad, capaz de
contener gran cantidad de luz.
Una vez preparada la vasija, el Agua de Vida, el
Agua de la Sabiduría, será puesta en ella; una vez construido el Templo, la
Divinidad morará en él; una vez arada y preparada la tierra, la semilla del
Árbol de la Vida será plantada en ella. El Maestro hará el control de calidad,
y comprobará la fortaleza espiritual del candidato. Solo entonces le aceptará
en su círculo más cercano, y le transmitirá las claves de los misterios más
excelsos, capacitándolo para bucear en las profundas aguas del Océano Infinito.
Los Maestros buscan solo a aquellos discípulos
que de verdad buscan diseminar la luz, continuando con su obra de iluminación.
En verdad son atraídos por las almas y no por los egos. El verdadero discípulo
es aquel que está interesado en disciplinarse, acatando la sabia guía del
Maestro. El objetivo de éste es guiarlo hacia la senda de la liberación, y
hacer que se convierta en un alma iluminada, en un Maestro de Sabiduría, bien
sea que se difunda en el Insondable infinito o permanezca en el umbral entre el
Absoluto y la creación, con su lámpara encendida, para indicar el camino a los
nobles corazones que buscan la emancipación de la esclavitud de la ignorancia.
Jamás será entregada la Sabiduría a los necios, ni puesta en el turbio lago de
una mente ensombrecida y ciega. Ella es como una princesa dormida en una torre,
que solo puede ser despertada por el Príncipe Espíritu, una vez haya pasado la
prueba del corazón ennoblecido, que solo anhela el Amor puro, más allá de las
riquezas materiales del Reino.
Cuando la intención es pura y la mente clara, la
enseñanza del Maestro llega sin demora, y su resonancia rompe las mallas
protectoras que separan la percepción de lo mundano del Reino de la Sabiduría.
El velo de Maya es rasgado y hecho girones que se lleva el viento del olvido,
permitiendo la extraordinaria percepción de lo real.
Alipur Karim