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jueves, 31 de mayo de 2018


DISCIPULADO No. 30
CONSIDERACIONES AVANZADAS EN EL SENDERO DEL DISCIPULADO



  
La enseñanza que un Maestro transmite depende del grado de receptividad de quien la recibe. Hablando en general, tiene tres niveles. El primero es para aquellos que aún no despiertan o que recién salen del ensueño de la vigilia. Sin dejar de ser profunda, está velada, pero el Maestro la da al público en general como un llamado, o para dar el primer alimento al novicio. Si el corazón ya ha despertado, la semilla de esta enseñanza se depositará en el interior de quien responde al llamado y brotará con el tiempo, llegada la estación propicia. Si la tierra no está arada, la semilla quedará en la superficie, a merced del viento, o de los predadores. Mas si la tierra está preparada, la simiente irá al interior de ella para desenvolver su secreto potencial, y emerger en busca de la luz que la hará crecer. Cuando es duro el corazón de quien escucha, cuando la belleza de su alma está opacada por las burdas caparazones del ego, la enseñanza solo queda en la superficie de la mente y es arrastrada por las ráfagas de pensamientos de la mente descontrolada, o es devorada por las argumentaciones de la mente condicionada, que la tragan sin masticarla y la arrojan sin asimilarla. Pero si hay al menos una pequeña grieta en la coraza del corazón que deje acceder al agua de la vida, bajo la protección del alma, la enseñanza permanecerá allí para aflorar en la primavera de la vida, ese precioso instante en el que la divina potencialidad de la Sabiduría emerge. 

La palabra del Maestro, impregnada de espíritu, nutrirá a aquel que ha preparado sus ojos para ver y sus oídos para oír verdaderamente. Pero a quien no ha preparado sus ojos, por haber estado en la oscuridad, la luz lo enceguecerá y le hará ponerse un velo o voltear el rostro para evitar el rayo de luz; y a aquel que no ha preparado sus oídos, por estar acostumbrado al ruido del mundo y no a la melodía del cántico divino, la palabra le herirá, porque la palabra impregnada de espíritu es como una daga que abre heridas en el ego. Su objetivo es romper la caparazón de este ego, pero si el ego está bien nutrido, es como un tumor invasivo, plagado de venas y arterias, y al ser tocado por la  afilada espada de la Sabiduría, sangra. Los oídos no preparados para escuchar la palabra llena de espíritu, se sentirán heridos: el ego sangrará. Tapará sus oídos para evitar el dolor o huirá del eco del dulce cántico del Alma, conectada con el infinito.

El segundo grado de enseñanza es para los discípulos: los que han hecho un verdadero contacto, los que han tejido el hilo conductor que los conecta con el corazón del Maestro, los que han alcanzado la frecuencia receptiva que permite comprender a otro nivel. Son los iniciados que han preparado bien sus vasijas, para albergar las aguas espirituales de la Sabiduría. A ellos, el Maestro les enseñará en secreto, revelándoles los misterios del infinito en forma gradual. Un discípulo es aquel que ha aumentado su capacidad receptiva, a tal punto que puede recibir la luz de un Gurú, sin ser dañado o herido. Su mente limpia y su corazón puro se silencian, dispuestos, en estado de no saber, en extática contemplación, mientras su egoismo se diluye. Bienaventurado es aquel que se postra ante el portal de la Sabiduría, a los pies del Maestro, en espera de su Gracia, pues verá la luz surgir de su interior, revelando tesoros escondidos en el baúl de los misterios, por largas edades.

El tercer nivel de enseñanza es el que se alcanza cuando el iniciado se libera de la personalidad egoísta y hace contacto con la Divinidad, lo cual significa en realidad que recupera su autoconciencia de infinitud. Los Maestros contactan a la personalidad despejada, en la que un reflejo del alma asoma, bajo la gruesa y mayávica capa del ego, y toman a este valiente como su discípulo. La Divinidad contacta al Alma despejada del iniciado de alto grado, totalmente libre de ego. Entonces, la Sabiduría fluye libremente, en infinitos raudales, y por esta vía el iniciado se libera, regresando al Mar sin orillas. En realidad, la Divinidad se libera del remolino del ego creado por Maya, la ilusión Cósmica, rompiendo el estado de hipnosis, en esa Chispa de Sí misma que se proyectó en la multiplicidad. La Chispa retorna a la Flama Única; la gota regresa al infinito Océano.

El segundo nivel de enseñanza tiene en sí mismo varios grados que se obtienen en los Círculos internos del Maestro. Recordemos que el dulce Jesús de Nazaret tenía varios de estos círculos. El más amplio era el de setenta y dos, que fueron preparados y enviados de dos en dos por el mundo, para enseñar las buenas nuevas; luego, le seguía el círculo kabalístico de veintidós, entre los que estaban los doce y otros más cercanos como los hermanos Martha, María y Lázaro, José de Arimatea, María Magdalena y María su Madre. Luego venía el círculo de los 12 apóstoles y dentro de él dos círculos: uno de siete y otro, el más cercano, de tres, que eran Pedro y los hermanos Santiago y Juan. A cada grupo daba lo pertinente, de acuerdo con el nivel de comprensión, preparación y disciplina.

El nivel de receptividad necesario para ser aceptado por el Maestro, como un discípulo del Círculo Interno, depende de qué tan bien hayamos preparado nuestra vasija para recibir el agua de la Sabiduría.
 Para aumentar el nivel de receptividad, pureza y fortaleza de la estructura, cinco cualidades, relacionadas con los cinco elementos primordiales, y por resonancia con sus cinco chakras (centros espirituales) inferiores, deben ser desarrolladas por el discípulo: moderación (Tierra, primer chakra), auto observación (Agua, segundo chakra), autocontrol (Fuego, tercer chakra), devoción (Aire, cuarto chakra) y discernimiento (Éter o Akasha, quinto chakra).

Es necesaria la moderación de las fuerzas físicas. No abusar de las horas de trabajo, y hacer contención de los instintos, que son los impulsos que surgen de la naturaleza animal, tales como procrear, cazar, matar, estar mejor que.., envidiar a.., competir con... La ética norma lleva a no ejercer violencia sin necesidad estricta. De igual manera moderar  y transformar, los impulsos colectivos que están errados, desenfocados de las metas reales de la existencia, y que mueven a abusar del tiempo, y de otros, a buscar metas y a poseer a como dé lugar, etc. Moderación va de la mano con ser práctico, cualidad que bloquea impulsos, deseos y propensiones, y también con controlar la lengua, mediante el amor a la verdad, para evitar la falsedad y comunicarse sin herir. Es necesaria la regulación de las energías que causan los placeres y apetencias, incluido el placer sensual, y el logro del dominio del deseo.

Es necesario en este trabajo vivir sin codicia ni avaricia y en perfecto desapego por las cosas, las personas y las ideas, recordando la divina ley de la impermanencia de todo lo creado y de la no pertenencia. Solo hay un Hacedor y un Único dueño, y Él crea, sostiene y destruye cuando así lo requiera.  

La auto observación implica verse hacia adentro y encontrar los defectos del carácter, que en realidad están motivados por los samskaras (impulsos inconscientes formados por viejos hábitos) y vasanas (semillas latentes de viejos deseos), los cuales generan karma.

Auto observar es descubrir y no reprimir. En este ejercicio debe descubrirse la regularidad de los defectos y hábitos más predominantes, así como su intensidad. Se debe tomar consciencia de los deseos y de las aversiones, pues esto nos mantiene en el mundo de la dualidad, de las preferencias y de la inflexibilidad. Permite descubrir las motivaciones y las causas.

La auto observación es una larga y continua tarea en la que literalmente aprendemos a ver las caparazones del ego que incluyen los múltiples yoes o máscaras que crea para ocultarse, así como los ´complejos roles que asumimos en nuestra diaria relación con el mundo y sus habitantes.

La auto observación incluye el inventario de todas esas facetas y movimientos de nuestra personalidad tales como la queja, la sospecha, la vanidad, el mal uso de la lengua, la ira, la tristeza y los miedos. Mediante esta técnica se llega al desarrollo, dentro de ti mismo,  de un  observador imparcial, sin juicio, que logra tomar distancia y está atento a todos tus pensamientos, emociones y movimientos.

Auto control es poner un alto a los impulsos, hábitos negativos y defectos personales. La auto observación concientiza sobre ellos. Se necesita comenzar a frenarlos conscientemente pero de manera gradual. Es gratificante realizar el auto control, porque permite que la naturaleza personal se vaya armonizando con una vida espiritual. Mediante este ejercicio se alcanza el dominio de las emociones, pensamientos, comportamientos y deseos.

La devoción es la búsqueda de la presencia Divina. No es ritualismo, no es buscar una religión y ser su seguidor, no es separar lo sagrado de lo profano. Es llamar a Dios, mediante oración verdadera, lecturas de libros sagrados, enseñanzas de los Maestros de Sabiduría, cantos o danzas. Es manifestar a Dios en cada instante, es expresarlo en el día a día. Es realizar todas las cosas para Él y por Él. Dios es el dueño y nosotros solo sus servidores. La devoción abre la puerta a la intuición y ella trae consigo la alternativa de descubrir las señales para hacer lo que está en consonancia con Su Voluntad.

El discernimiento es una cualidad del intelecto superior, que está más allá de la racionalidad, de la mente discursiva, lógica y memorística. Para despertar el intelecto puro se precisa de la meditación, porque el discernimiento es la claridad que se establece en una mente quieta y serena. El discernimiento lleva de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real, de lo muerto a lo inmortal. Ir de lo irreal a lo real significa despreciar la ilusoriedad de las formas de este plano. Ir de lo muerto a lo inmortal significa apreciar la vida fluyente en cada una de las aparentes cosas de este mundo. Ir de la oscuridad a la luz significa rasgar el velo, el triple velo de la ilusión, entrar en la luz de la Divinidad, en la luz de la Conciencia infinita.

Estas cinco cualidades despertarán las fuerzas latentes de los cinco elementos, contenidas en los cinco centros espirituales o chakras inferiores de tu cuerpo etérico. El discípulo tendrá entonces los elementos necesarios para construir una vasija de excelente calidad, capaz de contener gran cantidad  de luz.

Una vez preparada la vasija, el Agua de Vida, el Agua de la Sabiduría, será puesta en ella; una vez construido el Templo, la Divinidad morará en él; una vez arada y preparada la tierra, la semilla del Árbol de la Vida será plantada en ella. El Maestro hará el control de calidad, y comprobará la fortaleza espiritual del candidato. Solo entonces le aceptará en su círculo más cercano, y le transmitirá las claves de los misterios más excelsos, capacitándolo para bucear en las profundas aguas del Océano Infinito.

Los Maestros buscan solo a aquellos discípulos que de verdad buscan diseminar la luz, continuando con su obra de iluminación. En verdad son atraídos por las almas y no por los egos. El verdadero discípulo es aquel que está interesado en disciplinarse, acatando la sabia guía del Maestro. El objetivo de éste es guiarlo hacia la senda de la liberación, y hacer que se convierta en un alma iluminada, en un Maestro de Sabiduría, bien sea que se difunda en el Insondable infinito o permanezca en el umbral entre el Absoluto y la creación, con su lámpara encendida, para indicar el camino a los nobles corazones que buscan la emancipación de la esclavitud de la ignorancia. Jamás será entregada la Sabiduría a los necios, ni puesta en el turbio lago de una mente ensombrecida y ciega. Ella es como una princesa dormida en una torre, que solo puede ser despertada por el Príncipe Espíritu, una vez haya pasado la prueba del corazón ennoblecido, que solo anhela el Amor puro, más allá de las riquezas materiales del Reino.

Cuando la intención es pura y la mente clara, la enseñanza del Maestro llega sin demora, y su resonancia rompe las mallas protectoras que separan la percepción de lo mundano del Reino de la Sabiduría. El velo de Maya es rasgado y hecho girones que se lleva el viento del olvido, permitiendo la extraordinaria percepción de lo real.

Alipur Karim














miércoles, 16 de mayo de 2018



DISCIPULADO No. 29
FUEGO SAGRADO 




El fuego tiene un poder muy grande sobre los elementos tierra y aire y también sobre el agua. Aparentemente el agua apaga el fuego, mas no los grandes fuegos, sino los pequeños fuegos; los grandes fuegos son avivados por el agua, porque ésta los esparce; así que el fuego tiene poder sobre los demás elementos. El fuego físico simboliza tu fuego interior. Este fuego se encuentra en dos lugares: en tu columna vertebral, es tu fuego sagrado, y también en tu corazón. El fuego principal es el fuego Divino, el fuego del Alma que se encuentra en el corazón, donde al igual que el fuego físico, es capaz de quemar todos los otros elementos. El amor profundo Divino que está en tu corazón, que es el corazón del Ser es capaz de transmutar todas las cosas negativas que hay en nuestra vida. A través el fuego del amor profundo tú puedes olvidar, perdonar, resarcir, ser perdonado. El fuego es una luz interior; estás acostumbrado a querer conocer todas las cosas a través de la mente pero, conociendo tantas cosas, finalmente, no sabes mucho; al final, cuando conoces mucho de este mundo, te das cuenta que en verdad no sabes nada, porque la sabiduría no le pertenece a la mente. La sabiduría le pertenece al corazón. El corazón habla también, pero lo hace cuando la mente se silencia. Todos los grandes buscadores espirituales, y los grandes Maestros, practican la ciencia de la meditación, porque es una Ciencia Sagrada en la que se aprende a silenciar la mente, para que desde el corazón, el fuego espiritual, hable. Un viejo aforismo dice: “Cuando la mente calla Dios habla”. Dios habla en lo profundo de tu corazón. Cuando Dios habla en lo profundo de tu corazón, las palabras que vienen, el mensaje que llega, las imágenes que aparecen, no son imágenes que se encuentran en tu mente, es decir, no recurres a tu memoria, al recuerdo, para encontrar una respuesta, para encontrar algún mensaje sagrado, sino que el mensaje sagrado llega desde lo profundo del corazón, mas no es exactamente tu  corazón biológico, sino tu corazón espiritual. El corazón es una palabra que se usa para referirse al centro de algo. Por ejemplo, se dice, el corazón de la ciudad, el corazón de este planeta, el corazón de este Universo. Cuando se habla del corazón espiritual, se habla del fuego espiritual, del centro del Ser, de esa identidad con la Divinidad que todos los humanos tienen, pues todos fueron creados a Imagen y Semejanza del Creador; somos Almas divinas, fragmentos de la Divinidad, pequeñas chispas de la Divina Flama.

A Su imagen y semejanza significa que eres idéntico a la Divinidad. No te encuentras separado de la Divinidad, sino que te hallas inmerso en ella, y esa fracción de divinidad que tienes, esa Alma elevada que eres, y que te identifica con Dios, es el Centro de tu Ser, es tu corazón espiritual.  Y es de ahí, de la Divinidad misma de tu corazón espiritual, de donde surge esa conexión maravillosa que te habla internamente. Dios te habla en tu centro del corazón, cuando tu mente se silencia. No es fácil silenciar la mente. A través de la ciencia de la meditación puedes aprender ese misterio, el misterio de silenciar la mente.

Pero también a veces tu corazón hace ruido, porque está opacado por una fuerte costra, que son tus emociones y sentimientos inferiores, las cuales no te permiten ver la belleza que hay dentro de tu corazón. Es importante que sepas que también tienes unas emociones de alto nivel y unos sentimientos divinos muy hermosos; todos los seres humanos tienen esos sentimientos bellos.  Esos sentimientos y emociones elevadas, al igual que cierto nivel del pensamiento, te pueden conectar con la  Divinidad.

La Divinidad, no obstante, no habla hasta que el corazón está en silencio y puro. Dios habla a los corazones puros. Dios habla a los seres de mente pura.

La meditación te lleva a auscultar tus emociones, sentimientos y pensamientos, a verlos, dejarlos pasar,  y encontrar la brecha que existe entre dos pensamientos y entre dos sentimientos, una brecha de silencio, de contacto puro.

Cuando las emociones y los pensamientos son libres, son sanos, están dentro de la rectitud de las normas de este Universo, entonces, en ese silencio profundo, escuchas la voz de La Divinidad que te habla. Es una fuerza intuitiva poderosa que te habla; es la voz de la Sabiduría que te permite hacer de canal, de limpio canal a través del cual las aguas de la Vida Divina fluyen.

Muy pocos seres humanos buscan en realidad a Dios en esta tierra.  Un Maestro dice: “de cada mil personas, una intenta buscar a Dios y de cada mil de esos que intentan buscar a Dios, realmente uno emprende verdaderamente el camino de su búsqueda”.  “Cualquier cosa en nuestra vida puede esperar, dice otro Gran Maestro, pero la búsqueda de Dios no puede esperar, porque eso es lo que en realidad vinimos a hacer a esta tierra”.

Todo lo que pretendes hacer en esta vida, un día se terminará; todas las personas que conoces en este mundo, un día morirán y también tú, con todos tus pensamientos, con todas tus cosas, con todos tus sentimientos, un día morirás; así que tu vida es transitoria y todo lo que logras conseguir en ella es transitorio.  ¿Cuál es el fin de la vida si todo se termina? Es lo trascendental. Lo trascendental que tienes es tu espíritu, tu alma, tu corazón espiritual; así que todo lo que hagas para elevarte en tu pensamiento, en tu corazón, en tus hechos, en tu vida, es lo que te conecta con tu corazón espiritual; todo lo que hagas para encontrar a Dios, es lo que realmente proyecta tu ser, tu alma, a los mundos y a las dimensiones superiores, a donde realmente perteneces.  Al morir dejas tus vestiduras, tu cuerpo, tu mente, tus emociones, tus sentimientos, tus recuerdos, tu memoria; todo queda acá. Todas tus pertenencias, tus logros, tus títulos, tus conocimientos, todos se quedan aquí; al otro lado del umbral solo llevas la esencia sutilizada de todas las experiencias que ha absorbido tu alma.  Solo esa esencia trascendental es lo que va más allá de la muerte, así que todo lo trascendental es lo que realmente vale la pena que encuentres en este mundo.

Pero, ¿quién lo busca? Solo quien está absolutamente convencido de que nada de lo que pueda hallar en este mundo es inmortal, o es para siempre o eterno, y de que lo eterno, lo imperecedero, lo inmortal, es el espíritu. Quien está convencido de esto, inicia la búsqueda de Dios. Normalmente, cuando eso ocurre, te comienzas a preguntar, ¿Qué es lo que realmente vine a hacer a este mundo? ¿Qué es lo que soy realmente, si mi cuerpo muere, si mi mente muere, si mis emociones mueren, si mis recuerdos perecen? ¿Qué es lo que realmente soy? ¿Qué estoy haciendo aquí en este mundo? ¿Existe algo más allá de la muerte? ¿Existe algún mundo a donde el Espíritu pertenezca? Cuando comienzas a hacerte estas preguntas en forma seria y en forma profunda, estás comenzando tu camino de búsqueda.  Cuando comienzas tu camino de búsqueda,  eres como una estrella nueva que alumbra en el oscuro  firmamento; alguien ve tu estrella, alguien ve tu luz, y cuando alguien ve esa luz que brilla en el centro del corazón, entonces viene en tu auxilio;  porque es la señal de que deseas regresar a casa; porque de Dios vienes como Alma y a Dios retornarás como Alma, y si has dado alguna señal de que deseas retornar a casa y has encendido tu luz de bengala, de auxilio, de ¡hey! ¡quiero regresar a casa!, entonces un Maestro, un enviado, un mensajero, un profeta, un ángel, una criatura divina, vendrá para auxiliarte y enseñarte el camino.

Es el momento. Eso significa “el momento del despertar”, porque vives realmente dormido en este mundo.  Este mundo no es fácil, tiene muchas cosas complicadas y difíciles que te traen sufrimiento.  Tienes momentos de gozo, pero son momentos de gozo perecederos, que terminan fácilmente; son transitorios.

Te acompaña una gran ansiedad, una gran preocupación, muchos miedos, muchos temores. Todo eso ¿cuándo terminará? Todas esas cosas terminarán cuando  encuentres la felicidad perfecta y esta felicidad solo la hallas cuando estés en contacto con La Divinidad. Pero aún no sabes eso. Estás dormido en este mundo. A veces, cuando vas en la noche a descansar, y tienes una pesadilla, te parece que lo que estás viviendo allí es real, y sufres en medio de la pesadilla, pero de repente logras despertar y dices: “¡ay qué alivio, era tan solo un sueño!” Lo mismo ocurre cuando mueres; al morir, después de haber vivido tantas cosas, despiertas en el mundo del espíritu y dices finalmente: “Oh, la vida era solo un sueño. Mi realidad, mi hogar,  mi casa estás aquí. Qué suerte que era solo un sueño”.

Pero no se trata de que esperes la muerte para despertar. Es necesario que mueras antes de morir; es necesario que despiertes estando vivo. Eso se llama morir antes de morir, despertar del sueño de la vigilia. Tienes que despertar al mar divino, despertar de tu largo sueño.  En el momento del despertar, la luz alumbra en el corazón y serás hallado, hallado por Dios mismo a través de sus ángeles, mensajeros, enviados profetas y maestros. Entonces, alguno de ellos te encontrara para guiarte. Es como un mágico guardián invisible que te espera en la noche, para alumbrar con su lámpara, para guiarte en mitad del camino, y desterrar todas las tinieblas de tu vida e indicarte cuál es el verdadero camino de la luz, para regresar a Dios.

No esperes a la muerte, al momento de la muerte, para acordarte de Dios, para acordarte que tu mundo no es este mundo.  Como dijo el Señor Jesús de Nazareht: “Nuestro Reino no es de este mundo”. ¿Cuál es el mundo del que hablaba el Señor cuando dijo “mi Reino no es de este mundo”?  Se refería al mundo del espíritu, tu mundo verdadero, tu realidad verdadera, pues tu naturaleza verdadera es la conciencia, la existencia y la bienaventuranza o felicidad; has de desarrollar estas tres cosas, ser consciente de estas tres cosas: conciencia, existencia y bienaventuranza.  Has de tener conciencia de existencia en la eternidad, conciencia de la infinitud de tu alma, porque tu espíritu es infinito, sin límites, es infinito como este universo, y has de tener la conciencia de la bienaventuranza, de la felicidad, porque ese es el estado natural del alma.  Así que infinitud, eternidad y felicidad, son tus estados verdaderos; pero mientras estés dormido, no es posible que encuentres eso; no es posible que percibas esas cosas maravillosas. Recuerda siempre que, aunque los años pasen implacables, tu verdadera esencia es la eternidad; aunque te sientas constantemente inquieto y ansioso, tu verdadera esencia es la quietud que trae la felicidad, y aunque te sientas ignorante en este mundo, tu verdadera esencia es la conciencia infinita, que te trae la sabiduría perfecta de Dios.

Cuando comienzas a quemar, como en un ritual simbólico, todas las cosas negativas de tu vida, es como si quitarás una gran costra de tu corazón, que hace que puedas mover la luz que está en tu interior. Cuando haces este proceso de purificación y limpieza una y otra vez en tu vida, tarde o temprano, el fuego interior alumbra, y la estrella, se proyecta en el cielo, iluminando el firmamento en medio de tu oscuridad.

Cuando la luz ha alumbrado, no solo alumbra para ti, sino que desde esa luz que brilla en tu alma, podrás iluminar el camino de los que vienen atrás, o de los que caminan al lado tuyo, y esto se convierte en un proceso extraordinario; descubres el misterio de la verdadera vida y sabrás realmente lo que es vivir.

Si fueras a hacer un agujero en la tierra para llegar hasta el ígneo magma, necesitarías de un gran esfuerzo y persistencia y de un equipo especializado en excavaciones profundas. Tendrías que desechar muchas capas de diversas clases de lodos y roca antes de lograr que el fuego volcánico se elevara y emergiera a la superficie. Lo mismo sucede en la búsqueda espiritual;  si deseas llegar al centro del fuego divino, es necesario un esfuerzo poderoso, una gran disciplina y la guía de un experto, y hay que deshacer las diversas capas del ego. Solo así será evidente el resultado y el fuego espiritual de tu Ser verdadero ascenderá.

Hay una escritura secreta que debes leer; es el libro de tu corazón. Cuando abras tu corazón al Amor divino, el texto será abierto y te revelará los misterios de la Sabiduría. Solo puedes leer la escritura en la mágica quietud de la noche del ego, y el lector será tu Alma, que una vez despierta, nunca más dormirá; siempre velará, a la espera de Dios. La luz de la Conciencia Divina será la lámpara que te iluminará para que leas el libro de ocultos arcanos. Debes ir a la noche silenciosa, donde tu ego callará; deja que tu Alma vigilante encienda la lámpara y espera atento mientras el corazón te habla. Sera la voz del Eterno que en tu corazón despierto plasmará, una a una, las letras del lenguaje de tu alma,  en el idioma secreto que destruye para siempre tu ignorancia.

Hay en el corazón un pasaje, que te llevará a un oasis de calma; es la puerta secreta que te conducirá al templo de tu Alma. Allí escucharás la voz de Dios, la dulce canción de la Divinidad que, en efluvios de amor, te embriagará con el elixir de la Sabiduría. Cuando logres ascender a tal altura, en la sagrada montaña de tu Ser, las letras sagradas de la palabra sabia se precipitarán en las tablas sagradas de tu mente bruñida. La divina palabra es silenciosa, pero realmente mágica. Susurra a tu oído y convierte la vibración en luz y ésta en enseñanza, al igual que le canta a la burda piedra en las entrañas silentes de la tierra, para convertirla en amatista y diamante, o a la nube sutil para que caiga y se transforme en cristales de blanca nieve. Es la misma voz que le canta al botón de jazmín para que se abra en la noche y exhale su deliciosa fragancia, y la que inspira el hermoso canto del ruiseñor y de la alondra, que alegran la alborada. Es la ambrosía espiritual que invoca el sagrado poeta, que toca tu corazón y te hace sentir a Dios cuando declama.  Es el poder del nombre de Dios que un santo  pronuncia en alabanza, y le eleva, en éxtasis sagrado, a las divinas mansiones del Alma.

Y ¿cómo llegas a esa secreta puerta que está más allá del vano sentir? ¿Cómo alcanzas el templo sagrado de tu Alma? ¿Cómo conquistas el verdadero corazón espiritual, el reino de la verdad y de la calma?

Solo el corazón secreto habla cuando la ordinaria mente calla. Solo Dios te hablará si te elevas en el silencio profundo del éxtasis del Alma. Y solo lograrás tan alta espiritual levitación, si purificas en verdad tu amoroso corazón, y llamas al Divino con tan profundo anhelo que todos los cielos se estremezcan  con el eco de tu voz, que Su presencia clama. Cuando ya nada en este mundo te perturbe, cuando  solo al Eterno veas como fuente real de todo lo existente, y cuando esta Divina Realidad inmanente sea lo único que en verdad te llama, hallarás el pasaje secreto que te llevará al infinito santuario de los tesoros del Alma, allí donde la Felicidad es plena, la Sabiduría perenne y la Existencia eterna.

Alipur Karim (Abdul Salam)