DISCIPULADO
NO. 11
LA
INTELIGENCIA UNIVERSAL
La investigación científica asocia la inteligencia al
cerebro. La investigación esotérica suele atribuirla al trabajo del Ego o Yo
interno efectuado mediante la asociación entre el Cuerpo Mental y el cerebro. El
aspirante al Discipulado debe trascender estos dos conceptos haciendo
consciencia de la verdadera inteligencia.
La investigación y análisis de cualquier estructura
presente en el universo, revelará un maravilloso orden, una sorprendente
complejidad, ya sea que se aborde desde el punto de vista de la física
convencional, de la física cuántica o de la química. En tiempos modernos, la
tecnología permite ampliar nuestra capacidad de observación y nos sorprende aún
más al mostrarnos aspectos macro y micro cósmicos que el ojo convencional no
podría apreciar. Tanto en lo grande como en lo pequeño la aparente realidad
está inteligentemente ordenada. Cada estructura enseña el resultado de un largo
proceso de acomodación evolutiva del universo y la presencia permanente del
movimiento y de la vida. Las nuevas criaturas o estructuras generadas en este
proceso son igualmente ordenadas y llevan en sí una herencia extraordinaria de
información inteligente que sin duda es independiente del cerebro, aún cuando
es a través de él como estamos acostumbrados a comprender, analizar e
investigar.
El ser humano le ha dado una especial importancia al
cerebro y confunde inteligencia con proceso del pensamiento. En realidad,
vivimos en una estructura física cuya actividad vital no es controlada por el pensamiento,
pero la mayoría creen que es así y hasta
extrapolan esta creencia al mundo, creyendo que este puede ser controlado por
el cerebro, el pensamiento o el deseo. La inteligencia no es exclusiva del
cerebro ni de ninguna otra parte del sistema nervioso. El cerebro escasamente
puede manejar voluntariamente en nuestro cuerpo aquello que tenga músculos.
Trasladarse, hablar, ver, respirar, gesticular solo son completamente posibles
gracias al movimiento muscular voluntario. Pero el cerebro no tiene control
consciente sobre nada más. Ni siquiera cierta clase de músculos s como los que
facilitan el tránsito intestinal o el músculo del corazón están bajo esta clase
de dominio. Para la mayoría de las actividades vitales el organismo recurre al
llamado sistema nervioso vegetativo, el cual es un mecanismo automático,
involuntario, sobre el que no tenemos ningún control consciente. Pero no
podemos atribuir la inteligencia del cuerpo a este sistema. El desarrollo
embrionario del ser humano tiene su origen en una célula heredera del material
genético de sus padres, a partir del cual se forma una primaria estructura
formada por tres capas denominadas ectodermo, mesodermo y endodermo las cuales
nos son otra cosa que hileras de células que poco a poco van diferenciándose y
especializándose siguiendo un programa predeterminado. En estas capas
germinales originales no existe tal cosa como el cerebro o el sistema nervioso
vegetativo. Estos aparecerán mucho más adelante en el desarrollo del feto. Vale
la pena decir que el cerebro y en especial la corteza cerebral, asiento
aparente de nuestra actividad consciente son la última adquisición de nuestra
estructura corporal en el proceso de la evolución. Esto se revela en el
desarrollo fetal. El cerebro es uno de los últimos en aparecer y aún debe
madurar después del nacimiento antes de que un individuo pueda alcanzar alguna
actividad consciente. Su desarrollo y evolución están ligados al programa
predeterminado. Es decir, el cerebro está sujeto a la inteligencia y no al
contrario.
El programa original de cada ser contiene toda la
información relacionada con el desarrollo de la estructura, su funcionamiento,
su equilibrio biológico, su capacidad de reacción y la posibilidad de hacer
actualizaciones de nuestros programas. También incluye mecanismos de defensa y
detoxificación. Toda alteración de la información básica de este programa
redundará en una malformación, enfermedad o tendencia patógena y toda
alteración funcional o estructural tendrá como consecuencia un deterioro
físico, vital, emocional o mental. Las alteraciones pueden ser parte del
contenido original, transmitido por herencia o pueden darse por agresiones
internas o externas, mentales, verbales, emocionales, energéticas o físicas,
por parte de otros individuos, animales, plantas, sustancias no compatibles o
infecciones virales, bacterianas o por otros microorganismos y parásitos.
Igualmente pueden existir deficiencias nutricionales, afectivas, sociales o
cósmicas que desencadenen un proceso de disfuncionalidad o muerte.
Aparentemente el programa original está contenido en el
ADN. No obstante, el ovulo fecundado es algo más que hélices de ADN y dos
individuos con ADN idéntico, como es el caso de los gemelos univitelinos, son
individuos diferentes aunque sus estructuras se parezcan mucho. La inteligencia
trasciende el ADN. De hecho, los hijos de padres similares provienen de
informaciones de ADN idénticas presentes en los espermatozoides del padre y los
óvulos de la madre. En cada fecundación, el programa original correspondiente
al ser que encarna determina qué parte del material de cada padre es tomado,
dando lugar a hermanos diferentes con ADN distinto. El conocimiento espiritual
revela que el programa original está contenido en el llamado átomo simiente o
átomo primordial del cuerpo físico, un paquete de información que a la manera
de un chip es colocado en la cabeza de uno de los espermatozoides del futuro
padre y que debe coincidir con el átomo simiente del cuerpo vital o energético
colocado en el óvulo de la futura madre. Tales átomos pertenecen a cada ser
individualizado durante todas sus encarnaciones y hacen parte del juego de
varios átomos simientes que son necesarios para el desarrollo del ser en cada
vida. Estos átomos son programas que contienen todas las posibilidades de
desenvolvimiento y evolución de la criatura a quien pertenecen y la información
allí contenida es el resultado del proceso vivido a través de múltiples
encarnaciones. Toda la síntesis de la experiencia es guardada en ellos. Al
morir, después de un largo proceso de destrucción de la estructura física,
vital, emocional y mental, los átomos son conservados. La personalidad, formada
por estos cuatro vehículos destruidos, llega a su fin. La vida que actuó a
través de ella se retira al mundo Mental abstracto. Esa vida actuante que
algunos llaman el Triple Espíritu o Yo Superior, no es otra cosa que una
proyección del Triple rayo de la Mónada o Espíritu Virginal. Es una triple
fuerza cargada de información que se incorpora a la Gran Fuente de información
del Espíritu Universal de la cual siempre ha hecho parte. Dicho de otra manera,
lo que nosotros llamamos un individuo no es otra cosa que una forma
particularizada de información del Espíritu Universal que actúa a través de las
estructuras generadas, con un propósito específico, determinado por Su
Universal Inteligencia. El impulso hacia una nueva encarnación surge de la
Inteligencia Universal y fluye hacia su proyección. La encarnación no es
planeada por el Yo, simplemente porque el Yo, tal como solemos concebirlo, como
un ente separado de la Divinidad, no existe. El Yo superior es una forma de
acción de la Divinidad y no un ente separado. Esta ilusión se crea cada vez que
la Fuerza encarna, es decir que adopta una forma particularizada en el
espacio-tiempo. Igualmente, si el Yo separado existiera no tendría en el Mundo
mental, antes de la encarnación, ni un cerebro, ni un ADN, ni emociones, ni
pensamiento, ya que éste último solo es posible mediante la acción del cuerpo
Mental sobre el cerebro. La Inteligencia Universal no planea encarnaciones
separadas. La Mente Universal (Mahat para el vedantista) lo ha contemplado todo
de un solo golpe ya que la creación es una estructura en red y no un
rompecabezas compuesto de pedacitos que encajan en un molde. Junto con “tu”
programa de vida han sido contemplados los programas de vida de los
aproximadamente 7.000.000.000 de habitantes que están encarnados
simultáneamente contigo y los programas
de vida de los billones de animales, plantas, minerales, elementales,
espíritus de la naturaleza, ángeles en todas sus Jerarquías y demás criaturas de todas las corrientes de
vida de esta creación. Todos estos programas están entrelazados siendo en
realidad un solo programa. Es la creación que fluye y ha sido contemplada por
la mente Divina, instante tras instante en el eterno presente de su Infinita
Existencia. A través de cada aparente criatura fluye constantemente la Fuerza
de la misma Divinidad, siguiendo el Plan de Su Divina Inteligencia Universal.
Es la misma Mente Universal quien ha creado todos los arquetipos de forma y
fuerza de todo lo existente porque El es la Existencia misma. Esra Fuerza
Armónica ordenada e Inteligente fluye a través del Angel y de la piedra, del
hombre y del animal, de la planta y del elemental. Todos los seres manifiestan
de una u otra forma esa inteligencia de una manera aparentemente
particularizada para los propósitos del Plan Unico. Al igual que los colores
del espectro son simples reflejos aparentes de una única luz que atraviesa el
cristal, cada ser no es más que una forma particularizada de la Vida Universal
que manifiesta la multivariedad en la secuencialidad y la Unidad en la
atemporalidad. Cada paquete de información, cada parte del programa tiende a su
expresión y va creando, en un creciente proceso, la ilusión del ego, del yo
separado, que luego adorna con la figura de un Yo Superior. La Vida Universal
está en inconsciencia profunda en el elemental, duerme en el mineral, sueña en
la planta, siente en el animal y despierta en el hombre, viéndose con claridad
a sí misma en el ser iluminado y en el ángel.
Esa compleja estructura física, vital, emocional,
mental y espiritual en la que parece habitar tu yo es una forma particularizada
de la Inteligencia Universal que se esfuerza para verse a sí misma, deshaciendo
la obstrucción que genera la ilusión de la separatividad, para fluir con todo
su Poder con entera Libertad. Al paso de la Luz crujen las tinieblas generando
el proceso del sufrimiento humano, el dolor de los egos que en su ilusión de
ser tan grandes como Dios no pueden ver que son la Divinidad misma. La
prepotencia del ego no es más que agua estancada de la Divina Fuente, agua que
perdió el cauce del río de la Vida, luz apagada en la profundidad de una
caverna.
Es necesario permitir que la Verdadera Inteligencia
fluya a través de toda estructura humana, permitiendo que el verdadero
discernimiento, el proceso contemplativo que se halla más allá del pensamiento
ordinario, basado en la memoria y los patrones emocionales descontrolados,
atrapados en el vaivén del tiempo, retome el control, vuelva al cauce y permita
que el cerebro cumpla la verdadera función para la que fue creado: el fluir de
la Sabiduría, la expresión de la Inteligencia Universal. El pensamiento ordinario,
con todo el proceso del silogismo, del raciocinio, es un simple juego comparado
con la maravillosa complejidad que inunda al ser iluminado, conectado con la
Fuente de la Sabiduría Universal. El conocimiento que deriva del pensamiento es
una mera falacia virtual que envejece y muere con el tiempo para convertirse en
falsedad, pues el pensamiento desconoce el Plan Original, el verdadero
Arquetipo de la Creación. El pensamiento junto con sus ayudantes de
laboratorio, los órganos de los sentidos, son incapaces de percibir la
realidad, solo ven su reflejo, quizás su sombra. Los sentidos nos hacen ciegos
a la Verdad; el pensamiento egóico, con su carcelera la memoria psicológica,
nos invalidan para sentirnos en la presencia Divina. Hay que huir del condicionamiento,
hay que escapar de la prisión del intelecto, hay que ir más allá de los
sentidos y más allá del tiempo, hay que dejar de sentirnos como pedazos de la
Creación y ver que somos la Creación misma y el Creador actuando en ella,
develando su sueño de verse reflejado en el espejo de la Manifestación. Hay que
permitir que el triple velo astral, mental y espiritual sea corrido para
permitir el paso de la luz, de esa Luz Universal que siempre ha estado ahí,
contenida, dispuesta a fluir cuando hayan sido liberados los obstáculos que
estorban su paso.
El ego, el falso rey actual de tu personalidad debe
abdicar al trono y ceder el paso al Verdadero Rey. Esfuérzate en ello, no como
un yo, sino en la consciencia de la Unidad, de la Totalidad, de la complejidad de la Red del Tejido
Infinito de la Divinidad. Extiende tu visión, mira más allá. No eres alguna
clase de ser abstracto escondido en el cerebro. No pretendas hallarte allí como
quien busca al locutor dentro de un aparato de radio. El artífice está más
allá. Tu cerebro es solamente un maravilloso instrumento biológico que aun no
alcanza el propósito de la Inteligencia que lo construyó. Este aparato no
construye la inteligencia. Ella lo genera a él y le permite evolucionar. Busca
la verdadera Inteligencia, cambia el dial, sintonízate con la frecuencia
correcta, pásate al modo Consciencia Infinita y
encuentra la clave del contacto con la Sabiduría Universal. Deja de
buscar al yo en el cerebro, en las creencias, en los partidismos, en las
organizaciones. Nunca lo hallarás allí. Deja de buscar al yo. El yo no existe.
Solo hay una Unica presencia: la Vida que actúa a través de esa estructura
particular de la que te crees dueño, que es la misma que actúa a través de
todas las estructuras de las que otros tantos egos buscándose a sí mismos se
creen dueños. Tu alma, el Alma del Mundo es como una mariposa en crisálida. La estructura es el capullo. Rompe
tu capullo alma divina y emprende el vuelo de la Libertad.
El cerebro, además de ser un supervisor de la actividad
del organismo, debe ser un instrumento puente entre el mundo biológico, el
mundo de la energía o etérico y el mundo mental. La actividad del pensamiento
ordinario hace que el cerebro quede atrapado en la actividad repetitiva de la
memoria, la cual es la base del yo inferior o ego. En este estado cada conjunto
de estructuras individualizadas se creerán individuos y soñarán con obtener
satisfacciones meramente materiales, con tener y mantener una familia y
alcanzar el éxito en la personalidad para ser reconocidos en la sociedad. El
pensamiento convencional no permitirá ir más allá.
El ego inferior es un truco de la Divinidad para
permitir que la estructura alcance la supervivencia y el desarrollo necesarios.
Este proceso se lleva a cabo hasta la edad de veintiocho años. En este tiempo,
el individuo pasa por varias etapas que hacen parte del desarrollo sicológico,
a la par que los llamados vehículos de la personalidad (físico, etérico, astral
y mental) alcanzan la misma estatura de la encarnación anterior. A partir de
esta edad, en sucesivos períodos de siete años, los vehículos superiores, sin
forma, surgen paulatinamente. Esta triple fuerza espiritual llamada el Yo
Superior (Atma, Budhi, Manas o Triple Espíritu) debe hacer conexión con el
cuerpo físico a través del puente en el cerebro, desterrando el control del
pensamiento y la ilusión de la separatividad. Si esto no se consigue, el
individuo será un personaje más del montón cuya mente patina una y otra vez en
el condicionamiento de su memoria, atrapado en sus hábitos, manías, deseos,
emociones y recuerdos, es decir se convierte en un autómata comandado por el yo
inferior que es todo lo anterior. Si logra el contacto, se implantará el
comando de su Yo Superior. A la edad de cuarenta y nueve años, no obstante,
este Yo Superior debería dar paso a la conciencia de Unidad. Si el ser logra
dar el salto, la Luz Universal permeará toda la estructura y hará que el
predominio de la Triple Fuerza Divina, la proyección del Triple Aspecto Divino,
tome el comando. Si no se logra dar el salto, el ego inferior o Superior
seguirán tomando el comando y patinarán en la misma rueda de la espiral
evolutiva, viviendo otros siete periodos septenarios en los cuales intentará
corregir aquellas deficiencias o fallas cometidas en el proceso correspondiente
a cada vehículo, con el fin de alcanzar el objetivo, en el caso de que sea el
Yo Superior o Ego quien comanda. Pero si se trata del ego inferior, esa ilusión
virtual que nos hace creer que somos individuos separados, es posible que
surjan violentos impulsos o deseos reprimidos de otros tiempos y que el ser
experimente una especie de retrogradación a la infancia o la adolescencia,
aspectos que con gran frecuencia se aprecian en las personas de edad avanzada.
Esto representa una caída al abismo, de la cual solo es posible escapar
mediante la muerte y una nueva encarnación.
El Yo Superior o Triple Espíritu intentará dar la
batalla por el trono de la estructura, mediante algún proceso como el del
Probacionismo y tal vez se ayude de la Ronda Interna en la cual cada año de un
septenario representa a un septenario completo para hacer o corregir el trabajo
necesario en cada vehículo.
En el proceso del Discipulado, el ego no está invitado.
Es imposible invitar a alguien que realidad no existe.
En el proceso del discipulado está invitado el Yo
Superior y el trabajo comienza con el desarrollo de Manas, el Espíritu Humano,
quien opera más allá del pensamiento ordinario, en el Mundo del Pensamiento
Abstracto.
La meditación
contemplativa es la práctica más adecuada para permitir la conexión del Manas
con el puente del cerebro y permitir que el discernimiento verdadero, el fluir
de la Inteligencia Universal, sea la mecánica permanente.. Esto generará una
extraordinaria mutación evolutiva en el cerebro que hará que el proceso elevado
de percepción alcanzado sea el estado natural y que sea imposible el manejo del
pensamiento ordinario. El Yo superior habrá escapado para siempre de la prisión
del intelecto y comprenderá que es necesario dar paso a la Luz. Entonces será
cuando el conocimiento perfecto del Plan Primordial y la Sabiduría fluyan a
través del ser.
Alipur Karim